Tu Respiración.
Luego de10 segundos después de nacer hasta el último respiro, nuestro sistema nervioso mantiene en ON las funciones de supervivencia.
Básicamente, todo lo que hacemos durante las 24 horas del día, desde el momento en que llegamos a este mundo, es para no morir. Estas respuestas al entorno están a cargo del sistema simpático, una rama del sistema nervioso autónomo que responde a las demandas metabólicas de energía. Opera principalmente en el modo de "lucha o huida", y tiende a recordar más las experiencias traumáticas y negativas que las positivas, manteniéndonos en estado de alerta constante..." (*).
Muchas veces, nos encontramos viviendo bajo este régimen de supervivencia a diario. Este estado está a menudo dominado por pensamientos negativos, repetitivos e incluso catastróficos, manteniéndonos en un nivel mental que, aunque la mente es maravillosa, no lo es todo.
Nuestro cerebro guarda información (primitiva) de hace miles de años. Por ejemplo:
Si estamos llegando tarde a una reunión de trabajo y comenzamos a pensar en todas las cosas terribles que sucederán por consecuencia de lo que está por suceder, nuestro cuerpo no distinguirá y responderá de la misma manera que respondería si estuviéramos huyendo de un depredador con la posibilidad de morir devorados. En fracciones de segundo, se comenzará a acelerar nuestra respiración, el corazón latirá mas rápido, enviará más oxígeno a los músculos para preparar el cuerpo para correr, se detendrá la digestión por ende se secará la boca, las glándulas suprarrenales segregarán adrenalina, se enfriarán las manos ya que los vasos dilatadores desviarán sangre a los músculos principales, etc etc. Nuestro cuerpo físico no distingue: para él lo que la mente le dice es real.
Las prácticas yóguicas le ponen un freno a esas funciones favoreciendo las de la otra parte de nuestro sistema nervioso autónomo: el sistema parasimpático, encargado de funciones de relajación, asimilación y restauración básicamente. Ambos sistemas se complementan; ninguno es más importante que el otro. Sin embargo, a menudo nos falta la capacidad para procesar de manera consciente los estímulos del entorno como no amenazantes, lo que lleva a nuestro sistema simpático a trabajar a todo ritmo. Lo que suele llamarse “piloto automático” Así, a un nivel inconsciente de pensamientos, nos desenvolvemos día a día.
Las prácticas de respiración consciente que se realizan en todas las prácticas de distintos tipos de yoga, los mantras (cantos), activación de bandas (cierres energéticos) y las asanas (posturas) tonifican el nervio vago, que constituye aproximadamente el 75% del sistema parasimpático. Este nervio pierde tonicidad cuando está expuesto a situaciones de estrés o micro-estrés durante períodos prolongados de tiempo, respondiendo a cada pequeña dificultad como si fuera un enorme peligro, secretando adrenalina y, por ende, cortisol. Un tono vagal bajo podría ser el origen de varias enfermedades de tipo psiquiátrico y de origen inflamatorio.
Nuestro cuerpo tiene la capacidad de corregirse y autorregularse con prácticas de respiración consciente: una manera fácil de alcanzar la homeostasis y, por ende, una mejor calidad de vida.
Podríamos citar la analogía utilizada por Eddie Stern(**) de relacionar la inhalación con el sistema simpático y la exhalación con el parasimpático. La inhalación nos lleva a la acción; a veces, inhalamos y nos decimos "vamos", tomando fuerzas como si supiéramos que con ese soplo de aire le estamos llevando más oxígeno a los músculos de nuestras piernas para levantarnos e ir a hacer lo que nos propusimos. Por el contrario, la exhalación nos lleva a la eliminación o relajación. A veces, exhalamos con un gran suspiro por nariz o por boca, como eliminando el cansancio o algún mal pensamiento.
Cuando por ejemplo, exhalamos lentamente, cuando activamos mula bandha (musculo de esfínter anal) y jalandhara bandha (epiglotis), ralentizamos de manera consciente el ritmo cardíaco, lo que tiene efectos directos a nivel mental y emocional.
¿Por qué los yoguis intervendrían en estas funciones involuntarias y de supervivencia, y por qué lo han estado haciendo desde hace tantos años?
Si pudiéramos convertirnos en observadores de ese estado de supervivencia y pudiéramos descender a un estado de consciencia, entonces, ¿qué quedaría de nosotros? Si pudiéramos ser testigos de esa historia que nos contamos sobre quiénes somos en vez de creer que somos esa historia que contamos, podríamos trascender a emociones más elevadas y funciones superiores como son socializar, amar, escuchar, planear, crear e imaginar entre otras. Seríamos presencia, pura consciencia. Podríamos quizás llegar a nuestra esencia pura.
“La respiración irregular altera los ritmos del cerebro y conduce a bloqueos físicos, emocionales, mentales los cuales a su vez producen conflictos internos, desequilibrios de la personalidad, desorden en el estilo de vida y enfermedades” (***)
Tu respiración es tu Todo. Es tu medicina preventiva: la medicina que tenés sin costo y disponible 24/7.
la práctica del Yoga nos abre un mundo de herramientas y recursos de autoconocimiento de los cuales podemos "re-aprender a respirar" sacándole el máximo provecho a esta función involuntaria y llevarla a un nivel voluntario y consciente. Y llegar a acceder a múltiples beneficios y a estados mas profundos de consciencia.
Gracias a los autores de estas fuentes de información que me inspiran a diario a auto explorar y compartir.
Fuentes
(*) Dr Rick Hanson- citado por Eddie Stern en su libro Una cosa sencilla
(**) Una cosa Sencilla – Eddie Stern
(***) Asana Pranayama Mudra Bandha - Swami Satyananda Saraswati
Cariños,
Lucia
Commentaires